Y un día decidí amar. Tras hacer recuento de mis riquezas vi que me faltaba el amor y resolví amar. Fue como buscar el cromo del que careces para completar el álbum, una estampa más, una experiencia más que aportar al libro familiar, a la caja de fotos. Pero era la más cara la que había dejado para el final, la que tendría el precio más alto. Y amé. Y perdí. Y me encontré con el aliento hecho jirones y mi colección se tornó vana: Mi alma se quedó desnuda, frágil e inútil.
Él murió hace poco, pero siempre recordaré cuando me reprochó el que pudiera olvidarlo como a otra foto más en el álbum de mi vida.
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